Conectar con las personas, es decir, conexión es algo que es real y que va más allá de un prejuicio o juicio. Tiene que ver con las emociones y con las voluntades, pero también más allá. Conectar es vivir sin apegos. Conectar es experimentar nuestra propia libertad. Expresarnos y tener atención, abierto el corazón con la libertad de los demás.
En estás fiestas navideñas muchas personas viven el apego del ayer, el recuerdo de lo "que un día fue". Los buenos recuerdos son importantes porque muchas veces nos dan el impulso para atrevernos a relacionarnos con las personas que han estado en nuestras vidas desde siempre, e invitar a nuevas gentes.
Las personas cambiamos, elegimos situaciones o las situaciones llegan a nuestras vidas cambiándonos. Conectar es estar vacío de expectativas y tener la generosidad como punto de partida para llenar de alegría nuestros espacios libremente compartidos.
Desapegarse significa aprender a conectar. Desde la libertad de cada uno. Somos todos aprendices de las relaciones humanas. Posiblemente, a algunas personas se les da mejor que otras, y por supuesto nada está definido, ni siquiera en escalas de un "relacionomeétro". Cuando hablamos de conectar, por no decir vivir en desapego, es encontrar las cosas que nos unen y aprender aceptar las diferencias que nos dan otras perspectivas. Saber disfrutar el momento, como eso, un momento de vida con los otros.
A veces, he visto situaciones "champiñón", todos unidos por tradición. Con caras largas, dolores de cabeza y sentimientos de opresión, de verdad, lo he visto o escuchado, por fortuna menos que lo contrario. Como si fuera una "manda" estar sufriendo el espacio y costumbre.
Conectar significa también saber desconectar. Y eso requiere de mucha transparencia. Por más que amemos a las personas hay que respetar siempre su libertad de decir en estás fiestas, y siempre, que no les apetece pasar con nosotros. Claro, lo ideal sería lo contrario, pasarlo en alegría y amistad. En mi caso admiro a las personas que son capaces de decirme de frente que aunque me quieran mucho no les apetece disfrutar estás fiestas porque ni el solsticio ni santa Claus les significa nada o les significa tanto que simplemente no me darán explicación. Respetable.
Hubo un año o más de uno que me la he pasado conmigo misma, me hice una cena simple y me metí con ella a mi cama. No paso nada, al contrario me la pase tan relajadamente que al otro día amaneció como siempre. Y días después fui a visitar a gente que me había invitado a pasarla con ellos, sólo que la cena no me apetecía en plan hábito o ritual.
En estás fechas nos llenan de apegos, desde la TV y los grandes almacenes: "compra el juguete antes de que se acabe", "el nuevo perfume qué necesitas", etc. Yo sugiero coger algunos de nuestros objetos favoritos y regalarlos: reciclar, crear, transformar, compartir, pintar hacer poesía... es un ejercicio bien complejo, pero se experimenta una libertad... en fin, hacer lo qué mejor os apetezca porque finalmente cada uno sabe como interpretar su libertad y su conexión con el resto. ¡Felices fiestas! >>>> Mis mejores deseos siempre, para todos.
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