Social Research & Consultory

Desde donde estamos, hacia donde iremos, no vamos solos. Generamos en cada momento conciencia, nuestra marca es nuestra ética. Nuestro mayor beneficio generar el bien común. El mío mediante las letras...

martes, 5 de diciembre de 2017

Correspondencia consciente: dar todo el amor... 

Todo el que tenemos dentro. Sin miedo. Con alegría e ilusión. Y aprender a recibir...

Estamos tan acostumbrados a dar por fechas, por navidad, por cumpleaños, por aniversarios. A veces olvidamos que en realidad estamos dando todo el tiempo, en cada instante. Darnos con equidad, con transparencia, a través de acuerdos explícitos es un camino para acceder a la armonía.

En cada una de nuestras acciones nos damos. Hay un cúmulo de situaciones en la vida, en lo social y en lo individual que nublan nuestra forma de dar, de darnos, y también de recibir. Os dejo algunas pistas, reflexiones sobre lo que para mí es darse en las relaciones, en lo que denomino correspondencia consciente.

Nos exigimos como si se tratará de una competencia. Por ejemplo, Él o ella me ama, pues yo doy más, y espero... y espero... No señoras y señores entre las personas no existe la igualdad, somos todos diferentes. La igualdad es un concepto burgués y positivo surgido en la revolución francesa. La igualdad debe existir en la dimensión de los derechos, es decir, en su acceso y aplicación. No se trata de renunciar a la igualdad de condiciones para los ritmos de vida sociales, al contrario, reconocer las diferencias personales nos permite entender la importancia de la igualdad como concepto político y jurídico. Las diferencias entre los individuos son de distinto orden, físicas, espirituales, materiales, emocionales, en fin, hay tantas combinaciones como personas en el mundo. En este sentido, el hecho de construir una relación en la equidad es algo que todavía tenemos que aprender.

La equidad es bondad. Supone brindar y recibir sin disminuir y cooperando. Ser equitativos no significa dar exactamente lo mismo que nos han dado, sino saber ampliar nuestra creatividad y gratitud en proporción. No hay una formula para ejercer equidad. Insisto cada uno de nosotros es diferente, por esto no existen las prescripciones al pie de la letra. En base a nuestra experiencia, y con la virtud de la humildad podremos entender como abordar nuestras relaciones con equidad. Para ello debemos estar abiertos al rechazo de la otra persona, incluida la persona más querida, o las más queridas. A veces damos por sentado que conocemos a las personas, como si fueran objetos inamovibles. Recordar, podemos entender parte de la esencia de las personas, pero no todos los detalles de sus días.

Interpretar las intenciones de las personas también tiene que ver con las inseguridades de la persona que interpreta la acción. La única forma que conozco de no interpretar al otro es preguntando. Un ejercicio muy simple, pero que hasta al más docto maestro se le puede pasar. Una vez realizada la pregunta, con mucha delicadeza, lo mejor es llegar a ciertos acuerdos de la relación. ¿Cuántas veces hemos interpretado las supuestas intenciones de otra persona dandole un discurso de que no genere expectativas? ¿Cómo hemos preguntado antes a esa persona lo qué piensa realmente? ¿Cuáles acuerdos han sido explícitos de cara al tipo de relación que tenemos con esa persona? Es posible que si la otra persona nos está llenando de amor tengamos miedo a no poder corresponder del mismo modo, a todos nos ha pasado. También cabe la posibilidad que sea sólo nuestra interpretación. 

Tener acuerdos no es llegar a una meta. Podemos acordar lo que queremos que prosperé en un vínculo: amistad, amor, compartir, apoyar, acompañar, cooperar, confianza, etcétera. También podemos no tener acuerdos, es una opción. Explicitarlos, en mi experiencia, hacen más fluida la correlación. No nos enseñan a tener acuerdos,  crecemos en un "voluntarismo" abrumador, en un "ya se verá". Y al final nos agotamos, no estresamos y nos da hasta ansiedad. Acordar no significa planificar las relaciones hasta la muerte. Acordar debe ser la aspiración mínima de la convivencia. Por ejemplo: acordemos mantener limpia la casa limpiando todos una vez por semana y repartiendo tareas; acordemos que si nos volvemos a besar será en base a una confianza de sabernos individuos libres; acordemos que si vamos de viaje juntos y nos apetece estar solos seremos explícitos para vivir nuestra soledad. Los acuerdos no son promesas eternas, convocar a nuevos acuerdos es tan humano como que todos vamos evolucionando a nuestro ritmo. Cada relación es tan distinta que esos acuerdos irán surgiendo según las necesidades de mantener concordancia. Tener acuerdos significa llenarnos de valores.

Algunos sabemos lo que significa la ansiedad y el estrés, porque nos hemos permitido aceptar estás formas dañinas que son consecuencia de una falta de humildad. Sí, de humildad, porque lo hemos querido abarcar todo. Hemos querido imaginar el futuro perfecto, o algo semejante. Donde todo será abundancia y estará bajo control. Pregunté a mi hermano sobre si existe el futuro. Él estudio en la facultad de Ciencias de la UNAM, y siempre tuvo interés en las matemáticas y la física, y esto me respondió:
- Estoy empezando a ver la serie de Flash (el ángel guardián invisible que es capaz de moverse en la super-velocidad). Me imagino que si viaja a la velocidad de la luz, viaja a través del tiempo. Entonces según la teoría de cuerdas hay diferentes realidades y en cada una es un tiempo. Pensar en el futuro es pensar en otra realidad que es aquí y ahora desde otra perspectiva. Es lo que pienso, tu encontrarás tu respuesta.

Además de la contestación anterior, mi hermano, me envío una foto de Laura Palmer, protagonista de Twin Peaks, otra serie que juega con los distintos planos del futuro, surrealista, antes de morir ella dice: "nos veremos 25 años después".




Cada uno de nosotros podemos imaginar futuros, infinitos de nuestra propia vida. Sin embargo, tenemos que ser cuidadosos en pensar que en nuestro futuro tal o cual persona estará incluida, así sea la persona o las personas más queridas. Posiblemente porque al igual que nosotros cada uno está pensando su futuro. Nuevamente ser explícitos y lograr acuerdos hacen parte de como podemos incluir a las personas en nuestro futuro. Pienso que mi madre nunca acordó el momento y el día en que yo me fui de casa, supongo que el futuro que ella tenía para sí me incluía a mí, a veces nuestra relación no fue nada fluida y nuestra separación fue dolorosa. Expectativas sin cumplir. No esperar lo mismo, simplemente saber recibir con delicadeza y gratitud. Dar amor a veces significa aprender del "no", los límites siempre deben ser acordados explícitamente, entre personas... Obviamente con los más pequeños, de los que siempre decimos que debemos aprender la cuestión es más delicada.

Dar todo el amor que llevamos dentro, vaciarnos y dar lo mejor de sí es la actitud con la que podemos afrontar nuestro futuro. Desde un aquí y un ahora presente. 

Existen culturas milenarias como la china o la inca que tienen una visión distinta del tiempo a como se concibe occidentalmente. Los chinos no tienen tiempos verbales sino que relacionan partículas de inicio y fin de la acción; por su parte, los incas y sus descendientes en el Kichwa atienden a una concepción cíclica del tiempo y el espacio. Si nosotros damos amor verdadero en nuestras acciones, ese que no exige igualdad sino que podría construirse en condiciones de equidad a través de la transparencia y los acuerdos explícitos estaremos obrando con conciencia. En un kairos qué nos permitirá sanar nuestra relación con nosotros mismos, librándonos de las formas dañinas que afectan nuestras relaciones. Dar amor y aprender a recibir es, quizá, el regalo más maravilloso que podemos tener con nuestro Ser.

No hay comentarios:

Publicar un comentario