Mar,
pesto,
poesía,
callejones,
violonchelo
y violín,
abrazos,
bacio...
...
calcio y vespa. Génova te adoro.
Paesino, me
dio todo el amor que un poeta puede dar,
bajo
la luna
la
montaña de la Toscana en verano
la
piel de la fruta es más apetecible.
Luces,
alegrías,
visitas
en ir y venir desde la península de enfrente
hasta
España.
Un
día, cuando ya estaba todo gozado me hablo de su mayor locura:
La
famiglia.
Cogí
mi ropa, me vestí,
apagué
el disco de los Beach Boys, sonaba Good vibrations:
"...
escuche el sonido de una palabra
apacible,
en
el viento eso levanta su perfume por el aire".
Y
entonces me dijo:
"me
siento en medio del mar, como en una barca sin saber a donde ir cuando te
vas".
Me
fui, libre de perversidad. Génova te extraño algunas veces.
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