Social Research & Consultory

Desde donde estamos, hacia donde iremos, no vamos solos. Generamos en cada momento conciencia, nuestra marca es nuestra ética. Nuestro mayor beneficio generar el bien común. El mío mediante las letras...

jueves, 23 de marzo de 2023

LA INVASIÓN



Cómo a las tres de la mañana escuché un ruido muy raro. Eso me hizo despertar e incorporarme de inmediato. Fui al baño por los nervios y por papel.
Me sentí sorpresivamente atacada, una sutileza no prevista, como si mi cuerpo estuviera siendo el alojamiento de una advenediza presencia. Frente al espejo me di cuenta que mi rostro no era el mismo.
Pálida y ojerosa, con una especie de lenta secreción que escurría por los dilatados orificios, napias. Sentí un ahogo asfixiante , tomé el papel y doble delicadamente su estructura. Hay que decir que mi personalidad tiene ciertas aristas de elegancia.
La viscosidad desde dentro de mi nariz se asomaba por el orificio derecho. Empecé a sonarme, casi sin mentir, cerca de ocho litros salían poco a poco. Carlos se despertó, y empezó a hacer lo mismo, quizá, un poco dormido. Sin decir palabra empezamos a comulgar o comunicarnos con tonos de ligero a estruendoso:
¡¡¡Snrrr, snrrr, snrr!!!
Empecé a escuchar toses y estornudos, como eco. Los perros empezaron a ladrar, las calles que parecen deshabitadas a esa hora se llenaron de la sinfonía canina y nuestro:
¡Snrr, snrr, snrr!
Me empezó a dar un ataque de risa, las flemas colgaban de mis ñatas, todo un espectáculo. De pronto, justo en ese instante se escuchó un helicóptero o eso creí. Yo seguí sonando mocos y riendo, a diestra y siniestra.
¡Snrr, snrr, snrr!
El sonido de la aeronave se acercó al techo de la casa, pensé, "Si no fuera un helicóptero son ellos". ¿Qué helicóptero sobrevolaría casa por casa? Quizá fuera una pesadilla, o mejor dicho, un sueño aliviador.
Los mocos se fueron despejando, los ladridos de perro acallando, y la luz del objeto volador, al que decidí llamar 'helicóptero' se fueron difuminando tras una de las montañas que la suave cordillera de Morelos contempla. Carlos parecía no haberse percatado de mi risa, ni de la situación, lo escuché dormitar repentinamente. Paralelamente, pude respirar mejor. Hoy amanecí con menos gripe.
Linda Acosta Rodríguez
Fotografía: ¡Mis Narices!

martes, 29 de junio de 2021

LOS LUNES



Un instante,

entre mi sueño y despertar

siento tus manos

una en mi sexo,

otra en mi pecho, 

cuidando los latidos de mi corazón;

tu respiración en mi cuello,

y tu piel palpitante,

llenando de vida,

dormimos juntos,

o son nuestras almas.

Despierto, y el consuelo es un café,

o es el premio

por haber llegado tan lejos,

hasta tu memoria.


Me gustan los lunes,

es el día en que nos deseamos buena semana,

mis sábanas están limpias,

recién cambiadas,

el lunes puedo quedarme en cama, 

abrazando mi almohada,

es mi día de descanso,

qué más da,

todos los días te siento,

porqué tu esencia no entiende de días,

y porqué la mía también te extraña. 


Me gustan los lunes,

son días de personas lunáticas,

marcan ciclos, sutiles,

rayos plateados

penetrando con tus dulces palmas,

tus dedos que me trastocan,

y me recuerdan a la diosa.


Linda Acosta.

domingo, 6 de junio de 2021

 Atardecer.


Con cuarenta y cinco me siento morra;
podría ser tu madre,
más prefiero que me veas como una hermana.
de la existencia no sé más que tú,
cada una el sendero que recorra.

Me llega la menopausia, 
mi piel y mi cabello lucen los años,
alegrías, dolores, mi propia acracia;
tengo manchas en la piel,
cicatrices visibles,
sofocos, insomnio, momentos sensibles.

Podría ser tu madre,
más prefiero que me veas como una hermana.
Mi fuego no se apaga, se altera con otra etapa,
voy a otro ritmo, mis canas se asoman
mis caderas se ensanchan, 
sigo fértil, sembrar, cosechar, creando
como la luna me muevo cambiando;
me observo, mis ciclos son distintos,
sigo aprendiendo de otros laberintos,
los meses se hacen años.

De más joven coleccioné experiencias,
ahora sé que mi saber
se fue construyendo con cada hacer,
abrazos, batallas, caídas, triunfos, ausencias;
las voces de mi niña, de mi adolescente 
de la adulta, mi ser, perfume y esencias.

Soy la de espíritu sobreviviente,
la tía o la madre que ama la infancia,
la bruja que embruja con su palabra,
la amante inocente que sigue candente,
la caminante de pasos resistentes,
la soñadora de afectos conscientes,
no me encasillo con mi climaterio,
bendigo está etapa de mi viaje,
la vida sorprende con su misterio,
soy la morra que disfruta el aprendizaje.

En mi cuerpo cae la tarde,
inicio, al agradecer, desde otro lugar
poniendo atención a mi nuevo estar.

Linda Acosta
(Nómada, cosmopolita).

Publicado en 'Poesía de Morras' el 5 de junio de 2021




miércoles, 27 de enero de 2021

DESVELO.

Cuando un sueño se quiebra,
Cuando un sueño se rompe
Viene el insomnio a mi cama
Sopla y todo lo corrompe
Se hace un vacío al que llaman
"Pasar la noche en vela",
Y es que nada te consuela
Pasando "la noche en blanco",
El silencio se vuelve franco.

Es como perder dos barcas
Qué arrullaban un viaje eterno;
Es como cuando cae un trueno
Y te sacude las marcas.

El insomnio es un ladrón
Y es también un gran maestro,
Te abre los ojos, las cuencas
Para ver a tus adentros.

EPÍLOGO..
¡Morfeo, Morfeo! ¿Dónde estás qué no te veo?
Me llevo las manos al pecho,
Oigo el trinar de las aves,
Es su bello canto el qué escucho
Llega la luz, y se van todos los males,
Pa' arriba, me digo, me sacudo los pesares.



– Linda Acosta –.



COINCIDIR.

Nada es casualidad.

En cualquier caso

estamos donde debemos estar,

caminando hacia nuestro destino

pacientes, causales y voluntarios,

coincidiendo,

para seguir creciendo. Es está experiencia,

un ocho acostado es infinito, como la energía qué nos conecta.


Ahí juntos, entre un desierto blanco,

aguardando la llegada de la próxima estación.

Como cada año, pacientes,

del frío y del resoplido voraz del viento.

Dos árboles se nutren en lo profundo, se tocan ¿o acarician? las raíces.


Sabios, se saben compañía,

sin temor a perder hojas,

o el sorpresivo trinar matutino de las aves,

es en ese desierto donde pueden llamarse

así mismos parte de la creación, eligiéndose,

encontrándose despacio.



Linda Acosta





jueves, 10 de diciembre de 2020

Signo Ingenio: “la Remi”.


“Sólo lo real permanece,

Más allá de la materia

La esencia.”

-Linda Acosta-.




Tendría como nueve años, y la Remington era parte de la decoración de la casa, herencia en vida de mi abuelo a mi padre. Había un programa de Tv que se llamaba “Mi secretaría”, que yo observaba atenta, era 1984. A veces, iba a la oficina de mi Papá, donde escuchaba el ruidito de las máquinas Olivetti de las copistas. Tenía ganas de acariciar esas teclas. Como quién quiere aprender a tocar el piano, para mi la máquina de escribir era la seducción.


Hundí mis dedos de niña, largos y delgados que se atascaron por primera vez entre la “L” de mi nombre y la “K” de llave en inglés (key). Mi papá había puesto una hoja en blanco, y había dado mantenimiento en la máquina. La cinta de tinta rojinegra, como una bandera que esclarecía mi futuro intelectual. Roja y negra. Escribí mi nombre muchas veces, para reafirmar mi confianza. Tuve problemas con la “G”, la tecla estaba desgastada y había que darle bien fuerte para que marcará. RodríGuez, Guayaba, Guanabana, JorGe (mi abuelo), Gobierno, AboGado. Más no cedí y le di, y le di a la tecla. Ahí escribí mi primer poema, que era sobre el árbol de guayaba, el perro pequinés y los arcoíris después de la lluvia que podía observar desde mi columpio. Hice planas por recomendación de mi madre, lo cual me quito el miedo a sumergirme en los botones. 


Cuando tuve 11 años, y entre a la secundaria escogí dibujo técnico, es decir, no hice “secretariado”, porqué la escritura para mi había que sentirla, sin prisas, creo nunca me gusto hacer dictados apresurados. Así que cargaba con la regla “T”, para todos lados, y con los estilográficos Staedtler. Me divertía trazar, me divierte hacer los planos de las miles de casas o ecoaldeas imaginadas, hasta con grafito. Más nada me hace tan feliz como teclear. Entonces, nos dejaban hacer escritos, no había computadoras domésticas en aquella época, llegaron más tarde, con 13 años tuvimos una IBM qué parecía descomunal y ahora me parecería un trasto de museo. 


Volviendo a “la Remi”, tenía hartas ganas de tener una máquina más ligerita, qué pudiera llevar a la biblioteca pública “José María Pino Suárez”, construida en 1987, en Villahermosa, Tabasco. Y nunca tuve la Olivetti azul o verde. Tuve una infancia afortunada, en cuestiones materiales, así que me toco una máquina electrónica de la marca “Brother” que imprimía las letras gris plata. Yo miraba de lejos la Remington, donde mi padre y sus hermanos aprendieron a escribir; y sentía que la traicionaba. La electrónica era más ligera, no se me quedaba la mano atorada, ni los dedos rojinegros. No había que poner papel calca, o usar corrector. Porqué en la máquina electrónica ya venía integrado el borrador, que no dejaba manchones. La tinta me seguiría chorreando con los estilográficos Stadler al hacer mis planos, no es lo mismo. Dibujar es una extensión maravillosa de la imaginación y los sentidos; requería constancia cada trazo, cadencia. Con las teclas, como con un bolígrafo, una aprende a respirar. A valorar los suspiros, a encontrar los silencios, a pausar, a meter la cabeza y el sentimiento, la nariz, los oídos y los sabores en letras. 










Aunque los artilugios de escribir han recorrido largo camino en el desarrollo del lenguaje, fue hasta el siglo XVIII que empezaron a fabricarse los primeros artefactos para los escribas, o legalistas. Y, hasta finales del siglo XIX qué Christopher Sholes desarrolla el teclado QWERTY con Remington and Sons (fabricantes de armas), pasando a desarrollar la Remington Typewriter Company (RTC) para expandir las máquinas de escribir en oficinas y dichosos hogares.  Posteriormente, la RTC pasará a fusionarse en 1927 con Rand Kardex convirtiéndose en Remington Rand, quién apostaría por productos de cuidado personal. Sí, me siento afortunada sucesora de ese pedazo de la memoria y la invención.


Me ha sucedido meterme en la historia, mientras escribo, llorar y llorar. Sentir que en cada letra el mar de la tristeza me poseía; y después quedarme atorada en una frase, y limpiarme las lagrimas, ponerme racional, buscar sinónimos y etimologías. Servirme un café, o un vino, o una infusión de hibiscos, o un vaso de agua; salir a caminar y volver, para terminar una frase. Académica, o poética, da igual. Es el universo del teclado, con todas las combinaciones posibles. 


Me siento heredera legítima de esa Remington, fabricada en los años veinte del siglo XX. Muchas veces dije en casa “de herencia sólo quiero la máquina de escribir y los tomos de la enciclopedia de historia de México”. No me interesaba nada más. Luego me fui, y por mi vida han pasado decenas y decenas de objetos: máquinas de coser, cámaras fotográficas, máquinas de café, bicicletas, etc. A los objetos les doy las gracias por lo qué han dado a mi vida, pienso en las personas que diseñaron y las manos que ayudaron a la fabricación. No me aferro al objeto, soy más de ir a la esencia. Más, hoy quería contarles lo bello que es el Arte-facto que añoro, y que acaricio a escondidas de mi madre cada que voy a visitarla. No tendría donde llevarla, por mi estilo de vida, la sigo traicionando ahora con un MacPro, más ligero en la mochila. Cierro los ojos, me veo, batallando con la letra “G”, para darle siempre las Gracias a la ReminGton.


Linda Acosta RodríGuez.


sábado, 27 de junio de 2020

Sexualidad: ¿Hacia la satisfacción humana?


He crecido en las décadas de la discusión sobre la diversidad. Un día no sabía ni que era queer tuve qué adentrarme a leer y preguntar. Me he preguntado si siempre he sido demisexual, luego me doy cuenta qué en mi experiencia en este plano lo más complejo es etiquetarme. Sólo soy siendo...

Claro qué hay que hablar de sexualidad, y no porque sea un asunto político. Hay que hablar de sexualidad porque es una condición, más que humana, terrenal. Aunque los del pensamiento dialéctico (por no decir dicotómico pro tesis) insistan en reducirlo a la esfera del poder, es y no sólo una cuestión de la condición. La sexualidad atraviesa todas las esferas, la vida misma más allá de un litigio de necesarios derechos. La vida, energía qué no se puede contener en un un juicio, menos en prejuicio.

Y me acuerdo de un estudio que en 2016 expuso la Universidad de Cornell, donde apuntaba que las mujeres en sí somos bisexuales, no se si tan así. En fin la academia. Lo qué si es que a nosotras nos es más fácil decirnos "qué guapa", "bombón" "te como a besos" y no pasa nada. Esa es una de las ventajas de ser mujer, por qué también las tenemos.

El rollo binario de hombre y mujer se quedo anticuado, para muchos, no para tod@s. Y poner LGTBQIA+ a tantas personas les asombra, la "A" es de asexuales, que un poco lo hemos sido todos en algún momento, ya me dirás. La discusión intelectual de "pansexual" vs "bisexual", con argumentos políticos o sin ellos es sólo una falta de respeto para ambas partes. Qué cada un@ sea lo que quiera ser.

Lo más duro al hablar de sexualidad es pensar que hay personas que exigen entrar a las siglas como los pedofilos, siempre en forma de partido político (los hay en Holanda y encubiertos en todos los países).

Hemos pasado de correr el velo del tabú al ring del poder para ver quien tiene razón.
Recuerdo a mediados de los 90's en México, lo complejo que resultaba para muchos de mis compañeros descubrirse enamorados de personas de su misma condición sexual; tantas anécdotas, como salirme de clases de un profesor que arremetió contra los "mariquitas", que vergüenza. Mi compañero le contestó y yo de corazón me salí de esa clase por fidelidad a mi sentido libertario. También recuerdo a una chava qué se me acercó "románticamente", y ella con ganas de explorar y yo en aquél entonces "bien definida" en qué sólo me atraían los hombres, afortunadamente sólo fue una anécdota para ambas y seguimos saludándonos con cortesía en nuestras diferencias.

En algunas culturas ancestrales, al contrario, se reconoce la diversidad como una forma de sabiduría. Mientras que en otras culturas es delito, y en algunos se sigue penando con la muerte. Y antes de la cultura, quizá, podríamos buscar la exploración individual para poder encontrar el cosmos con todas las constelaciones en nuestro espíritu y hacernos de una experiencia original. ¿Qué te gusta más allá del condicionamiento?

A muchos niños les ha pesado conocer la sexualidad con el abuso de su entorno familiar, con palabras "inocentes" al nombrar sus órganos sexuales; al privarlos de su autoconocimiento sensorial con amenazas de "insano". Y así nos va. Las violaciones y las muertes "pasionales" son una lacra en el mundo para todas las generaciones. Piensa en cómo te enseñaron en casa la sexualidad, o como no te enseñaron y en qué caminos tuviste qué recorrer o sigues recorriendo para expresar tus atributos.

Los roles de género han sido "encajonados" durante siglos. Esto es para las féminas, esto es para los varones. Mujeres diciendo: "no se es mujer hasta qué no tienes un hijo", hombres repitiendo "marica el qué llore". Un suicidio colectivo, para las potencialidades humanas. Un género que se cuestiona a la hora de asumir un rol distinto. Mujeres que deciden obrar de una forma distinta, y así alcanzamos el voto. Hombres qué rompen con la barrera del status quo y así logran abrazarse a sí mismos.

Es otra discusión, no separada, que requiere un espacio propio hablar del sagrado femenino y el sagrado masculino que habita en cada ser. Somos el resultado de nuestros ancestros, hij@s de un padre y una madre, contenemos la sabiduría de cada uno. Y más allá activamente en conciencia podemos integrar nuestras polaridades. Somos diversos y somos niñ@s del mismo origen. En la mitología encontramos está polaridad, y cierto, es tema de otra reflexión.

Veo en la naturaleza esa diversidad. Llueve, se asoma el sol, surge un arcoíris. Pienso en los caballitos de mar apareándose, y en la unión de los insectos, pienso en los vínculos más cercanos de diferentes mamíferos, y en las ballenas orca. Me imagino la semilla convertida en flor, llega la abeja y se pone polen en todo el cuerpo retozando deliciosamente. Veo un nido de albatros y a los polluelos esperar a la madre con el alimento, mientras el padre espera cerca volando en el cielo. Veo como la tierra se traga los desechos orgánicos y encuentro una piedra obsidiana; me maravilla como el verde de la esmeralda. La vida es la sexualidad, o mejor dicho, en la sexualidad reencontramos la vida. ¿Es posible la asexualidad absoluta? Sólo lo pregunto, no espero polémica, cada quien tendrá su respuesta, todas validas. En mi opinión la sexualidad es la energía maravillosa qué nos trae a este plano, y es más que reproducción. ¿Habrá gatos que copulan por placer? Claro, también el toque supremo de una caricia entre la madre que amamanta a su crío es placer. O el roce fortuito de una pareja de amigos o amantes, así sin buscarlo, también es placer cuando es consentido.

Me gustaría que pudiéramos abrirnos a está diversidad, desde el corazón, desde el respeto a la diferencia. Respeto no significa negar sino saber elegir lo que nos acomoda. Tod@s estamos condicionados por culturas, o religiones, políticas, etc. Y es importante saberlo y tenerlo en cuenta. Conciencia de sí, conocerse interiormente para no proyectar. Si no coincides en la idea no lo hagas, más no lo quieras reprimir en la libertad de los otr@s. Porqué lo que crees reprimir en otr@s no es contra otr@s, es contra ti mism@. 

Nadie dejará de luchar contra la falta de consentimiento, es de eso en lo que debería ocuparse, quizá la esfera política. Y si hay consenso a ti que más te da como se viste o a quién besa. Qué te importa si hay desfile o baile en las calles. ¿Nos parecerán horrendas las plumas? ¿Por qué? ¿Qué te incomoda? Escuchamos a Freddy Mercury, y a Miley Cyrus (salvando las diferencias musicales) y nos encanta David Bowie; es la obra de su ser con todo lo que eso significa, incluía su energía sexual.



Encontraremos satisfacción en la apertura, del corazón. Encontraremos comprensión en la abertura de la mente. Satisfacción humana que es también gozo del alma, tocando la nuestra al inicio para unirnos en la sinfonía, sintonía sagrada con otra(s) energía(s).


Linda Acosta.