“Vida tras vida
avanzo hacia el origen…
Mi patria son mis zapatos.”
-Alejandro Jodorowsky-.
Todos elegimos como vivir hacia la unidad. El misterio: la conciencia. El proceso, el camino al Ser siendo. La separación es una opción irreal porqué no hay separación sino falta de claridad, el como vivimos el vínculo con "el otro" es una elección del trabajo interior que tenemos que realizar de manera individual. Trabajo interior o meditar, que es respirar, reflexión, anhelo, respirar, abrazar, soltar, agradecer, respirar…
Miedo, angustia, celos, rencor o envidia son algo que portamos todos a modos diferentes en el camino de la vida. Más recuerda que esos sentimientos que reflejamos en el otro es lo que portamos en nosotros sin resolver. Los sentimientos son siempre de quién los experimenta, no pertenecen al “espejo”. Difiero, en este sentido, con el discurso de que el otro es “tóxico”, lo que es veneno es negar nuestra capacidad de elección y nuestra responsabilidad creativa (en vez de reactiva). Cada día se es siendo en esa complejidad maravillosa hacia la luz.
Siento que la vida nos pone en el momento y en el lugar adecuado para nuestra propia evolución. A veces no entendemos porqué experimentamos ciertas situaciones, o no entendemos porqué ciertas personas reaccionan de un modo u otro. A todos nos pasa que a veces sentimos desconexión, que no significa separación, porque seguimos inevitablemente unidos. Lo que desconecta es la mente, el corazón sigue latiendo mientras continuemos insertos en la efímera savia de la mundología...
Sucede, por ejemplo, que un día compartes risas y abrazos, y por un suceso cambia la frecuencia de esa conexión. Sigue la unidad a pesar de la situación, aunque el escenario ha cambiado… somos responsables de como continuar en dicha experiencia, en como reconectar y retomar el rumbo. En estos casos a veces tener paciencia y volver hacia dentro para encontrar el amor e iluminar nuestra tristeza y dolor es una opción. Cada uno sabe como quiere andar, ser amor es una opción...
El alma no desconecta aunque la biología entre en contradicción, me ha pasado con la muerte de un ser querido; me ha pasado al transformar una relación de amor ya sea de pareja o amistad; me ha pasado al despedirme de pequeños amiguitos: niños y niñas que me han llenado de ternura; me ha pasado en la distancia, lejos de los abrazos conocidos. La mayor responsabilidad con todos mis vínculos es continuar mi camino en gratitud. Porqué mis vínculos son expresión y extensión de mi propio Ser… No hay separación, el planeta redondo nos lo recuerda. El libre albedrío es un regalo en la realidad universal. Hasta el silencio exterior es una ficción, el universo es música… cada uno decide cómo bailar espiritualmente.
Somos lo que vemos, lo que pensamos, lo que decimos, lo que obramos. Somos ese crujir de nuestras rodillas que nos avisan de algo que cada quién puede descifrar en su experiencia. Somos la responsabilidad de nuestra salud, y también la desidia y la delega. A veces la acción no es la opción, quizá lo es contemplar el paisaje y disfrutar de lo que se nos está dando, quizá sólo hemos estado caminando por caminar y el cuerpo nos recuerda que estamos aquí para sentir…
Quizás nuestras almas pactaron vivir una “separación”, en este plano terrestre. Entonces, la ciencia nos habla de “hoyos negros” y el cine hace una película biográfica de un fellow de Cambridge, Stephen Hawking, quién aporto en temas como “la gravedad cuántica”… Sin embargo, resuena más para otros hablar de evolución espiritual, algo que la academia ha llamado como “pseudo ciencia”. Me recuerda ese desdén al descubrimiento del sistema circulatorio sanguíneo y el destino de Miguel Servet y William Harvey en el siglo XVI; el primero fue condenado por herejía, el segundo se inspiro en la obra del primero para tener el soporte académico en la Universidad de Cambridge y ser reconocido científico. La ciencia y la religión son y han sido sólo cortinas que ocultan la Verdad, o tal vez son sólo piezas de un gran puzzle, cada uno tiene una verdad interna más allá de las viseras y sangre; más allá de la emoción y la bioquímica… La vibración y la frecuencia… ¿te resuena?
El ser humano es una condición. No porque lo haya plasmado Hannah Arendt, o André Malraux, entre otros. ¿Cómo hemos elegido ser humanos o quién nos ha dado está experiencia vital? Quizá como almas elegimos desde antes de llegar a este plano, antes de cruzar el umbral nuestra condición mortal. No puedo imaginar si antes o después podemos elegir ser champiñón o delfín, ahora y aquí me ocupa mi humanidad, que es el vínculo más complejo y desafiante en este orbe que compartimos también con el delfín, el champiñón y demás seres vivos.
La humanidad se experimenta individualmente, colectivamente y en comunidad a través de diversas dimensiones sociales. En lo individual cada quién es responsable de sí, desde el momento que abrimos los ojos cada día. En lo colectivo se involucra mi situación temporal o fugaz con aquellos que hacen parte de mis vínculos más cotidianos. En lo social decido también como comprometer mi energía impactando en toda la vida. El alma es perenne, justo se trata de energías. No me refiero a fuerza o ganas. Va más allá de la voluntad el Ser humano. Vivimos en un proceso, somos movimiento y caos constante. Es tal el trance de la vida que en nuestra condición la creatividad es una característica, por tanto la voluntad no sería suficiente para explicarnos.
Nos debemos a la humanidad, a la que nace desde el myself y continua al nosotros transitando la otredad. Al menos en este mundo.
Todos los días ocurre la magia, la oportunidad cada día de experimentar. ¿Qué decides experimentar? ¿Cómo te interesa experimentarlo en consciencia? Ser consciente va más allá de la idea del bien o el mal, más allá del dolor y el placer. Ser consciente significa tener la humildad para reconocer que lo más preciado habita en nosotros mismos, la capacidad de crear tu propia realidad. No hablo de hechos, sino de como los vives, de como te expresas, de como te das. Y cuando damos elegimos que dar, y dar luz ayuda a iluminarnos, porque siempre que damos recibimos, no importa lo que des; pero, si das luz se amplifica la claridad. La luz es la energía desinteresada que crea el vínculo de todo el fractal universal.
Paciencia, es todo un recorrido. Tener luz supone pasar el túnel oscuro. Primavera nos encanta por todo el color, pero se trata de una fase del ciclo que antes se vivió en el frío invierno. Cada que recorremos el ciclo sumamos perspectivas, restamos máscaras y dividimos (o mejor dicho compartimos) reciprocidad. Volviendo a la otredad, es increíble experimentar sincronicidad, relación de contenido para quien experimenta dicha reciprocidad. Nada se puede forzar, tu creas tu realidad, y la otredad la suya propia conforme a su propia evolución, su camino. La separación es irreal como opción, también en el tarot para el Arcano VIIII (El Ermitaño), él se aleja o adelanta para tomar un respiro, pero sigue caminando en el ciclo del tiempo. La sabiduría de la experiencia "la presencia del YO" que sólo es posible en el reconocimiento de, con, por y para los otros... Meditación y memoria, su energía también es luz al volver. Porque somos siendo UNO.