“Eres el universo expresándose a sí mismo en forma humana por un pequeño momento”
-Eckhart Tolle.-
En una relación consciente de amor, amistad, familiar (espiritual o no), hay qué tener pactos de comunicación, saber cuando parar en la conversación. La condición de estar "enamorados", es compartir amor con otro ser, que puede ser madre-hijo, amigo-amiga, hermanos, pareja, etcétera. Amor no es deseo, el amor es algo natural cuando te reconoces en amor, tu eres el amor. Hay qué respetar el proceso del otro, eso me digo en mi propia reflexión, no es automático nacer y reconocerse. Comunicarnos, expresarnos, es importante para crear relación. Si de pronto se pactan señales para no seguir el diálogo o continuar en otro momento, para respetar el espacio del otro es encontrar armonía.
Aprender a decidir cuales son los canales para comunicarse. El WhatsApp y el Facebook no son espacios para iniciar una conversación profunda. Mejor no tener urgencia, porque la urgencia de “aclarar” algo importante a veces hace que se nuble más la cosa. Y qué se lastime al otro, al que amamos, justo lo que no queremos. Respirar, ver hacia dentro. No pasar del tema si es importante, más encontrar el momento justo para conectar en bondad. Me pasó que un amigo me reclamó algo mientras estaba trabajando, por WhatsApp, no me enojé por su imprudencia, entendí su urgencia, me desequilibré, porqué no entendí el mensaje. Al final creo que fuimos conscientes que lo importante en los sentimientos no debe ser recriminar, menos por WhatsApp. Lo importante es unir, porque el amor y la amistad no son para sufrir, ni para "juzgar", sino para crecer, en el mejor de los casos para construir un mundo mejor.
Las relaciones conscientes (son) vis a vis. A muchos les encanta(ría) vivir la conciencia sólo en pareja, hay mucha literatura de “quitarse capas juntos”, se hace alusión a cebollas, o algo así. En mi opinión se puede encontrar diversas dimensiones de conciencia en todas nuestras relaciones, que son la maravillosa oportunidad para crecer. Pasamos más tiempo fuera de casa, o en en lo que llamamos hogar, es decir, en el trabajo, la escuela, etcétera. Mi luz y mi sombra en misma proporción se refleja en el otro. Si yo soy muy tosca para decir las cosas y el otro es muy sensible pues la vida me da la oportunidad no de cambiar al otro, sino de cambiar yo misma, de encontrar coherencia en mi idea de amor. No hay recetas, respeto el camino de cada uno, de las cebollas emparejadas, las mandarinas a gajos, las uvas en racimos o lo que quieran. Lo importante es ser coherente y explícito con el otro.
En mi crecimiento puedo elegir cambiarme yo, y ser una persona con más empatía, por ejemplo. Lo importante es partir de acuerdos éticos. ¿Qué es importante para ti y para el otro? ¿Qué les une? Respeto, confianza… ¿Cómo define cada uno lo importante de la relación? ¿Cómo interpretan juntos eso valores? Abrirse emocionalmente, compartir para vivir lo que somos cada uno.
Tratemos de mantener diálogos constructivos, en vez de limitar al otro, admirar su diferencia y si nos choca antes de discutir ver hacia nosotros el qué nos molesta y escuchar para ayudar a crecer al otro en lo que podemos decir. No podemos juzgar al otro por lo que nos dijo una tercera persona, porque “el teléfono roto” es un juego absurdo. Si amamos al otro y proponemos profundizar la relación hay que vivir con alegría, y con respeto.
Cuando tenemos heridas emocionales somos propensos a proyectarlas a las personas más cercanas. Una relación consciente debe sincerarse en las necesidades de espacio y aire de uno mismo, y del otro. Es mejor saber decir: “necesito no verte, porque necesito mi gloriosa soledad”, que no significa no quererte, sino que significa: “necesito cargar pilas, conmigo misma”. Eso es maravilloso, cuando te regalas espacios, y eres leal al espacio del otro. Meditar, pasear, viajar, ir al cine o al museo solo, es a veces una necesidad para muchos, y es algo que debemos aceptar también si nos lo pide el otro con el que hemos pactado vivir relación con conciencia.
En resumen, en la relación consciente te amas y amas al otro en su libertad de Ser. No quieres cambiarle, y si quieres un cambio eres tu quien cambia, porque sólo son tus propias ideas, patrones y emociones las que puedes cambiar. Hay al menos tres actores en una relación consciente, que siempre es vis a vis: tu mismo, el otro y la relación. La relación puede ser consciente sólo si tu y el otro pactan profundizar la relación de modo evolutivo, esto es para crecer cada uno a su ritmo, con cierta sintonía. Tu tienes tu música, el otro la suya y la relación enlaza ciertas notas. Es decir, está bueno fluir y dejarse sentir por la intuición y el corazón… Sabiendo que somos más que corazonadas e intuición, nos guste o no. No se trata sólo de fluir, o de ir al extremo de la razón. Se trata de vivir en base a nuestros valores, principios y corazonadas, es decir, con coherencia integral.